domingo, 12 de julio de 2009

Lo Cotidiano

Siempre como que trato de hablar de temas con cierta intención y la mayoría de las veces es una visión triste de las cosas, el prejuicio, el vacío, los movimientos sociales, la guerra, la política… todos esos temas, esos sucesos se desenvuelven en algo que creo que le puedo llamar “lo cotidiano”. Creo que lo cotidiano muchas veces es muy bello.

Para un servidor la vida, en estos momentos no es tan grata como me gustaría, sin embargo suelo ser optimista en cuanto a la vida, la vida jamás es un asco, la vida es hermosa por el simple y sencillo hecho de que es ahí donde reímos tanto como lloramos; es en ella donde odiamos tanto como amamos, la vida es bella, porque es vida.

Me pongo a pensar en lo que hago en los días de vacaciones, una rutina algo desordenada en verdad. Trato de levantarme a las 10 porque son vacaciones y muchas veces (ignoro la razón por eso de mi huevonería característica) me levanto antes de que suene el despertador (sí, pongo mi despertador a las diez de la mañana, qué chistoso ¿verdad?) y me lavo la cara, presiono el botón de la laptop e inicio sesión mientras me voy arreglando, si tengo hambre desayuno, si no, pues no.
Veo qué pendientes hay en mi casa, ya saben, tengo que pasar lista de esas interesantísimas y maternales frases: -chingado chiquito lava el baño, barre la terraza, a ver si te cortas ese pelo- Termino recogiendo las cosas de mi cuarto o viendo qué hacer para estar activo, checo el Messenger para ver quién anda por ahí y si puedo salir a echar relajo o algo así.

Y así por el estilo todo el día, si sale algo, chido, sino me molesto y me molesto mucho, quiero salir. Me enoja no hacerlo.
Sales a la calle, ves a las vecinas lavando su terraza, escuchas esa cumbias ridículas para ti a todo volumen en la casa de la vecina, esa que está muy informada de tu vida, esa que si tienes una duda sobre algo que te pasó o que no te acuerdas de cierto suceso en tu vida puedes ir con confianza a preguntarle.

Ves después a algún señor andando en su triciclo, vendiendo horquetas, o con chatarra, o vendiendo verduras o tortillas o pan si son ya las seis de la tarde. Los hijos de las familias más jóvenes de tu calle corriendo o sentados jugando a quién sabe qué con sus juguetes Max Steel; a las niñas con sus mamás, una que otra mamá tendiendo ropa.

Decides ir a caminar, tomas tu iPod o lo que tengas para perderte en el maravilloso arte de la música y caminas hacia el parque. Ahí te encuentras a esas señoras, viejitas, señores o viejitos que salieron a correr, unos lo hacen, otros lo intentan y otros solo caminan. Ves a un sinnúmero de chicas guapas corriendo y te dan ganas de correr también y lo haces. Corres y sigues viendo lo cotidiano: personas entrando y saliendo de la tienda, de los futbolitos, yendo al súper, chavos jugando “la reta” en las canchas, una parejita de estudiantes de secundaria dándose besos en el parque mientras más niños juegan en la arena vigilados por sus madres, las cuales ya se hicieron amigas.

Estas sudando, sudando mucho, la agitación ya no te deja pensar claramente, lo cotidiano se vuelve borroso y al parecer necesitas agua, mucha agua. De súbito te detienes, el cabello salta y las gotas de sudor se esparcen hacia adelante, intentas respirar lo más profundo que tus contaminados pulmones pueden y emprendes el camino de regreso a casa pensando en todo lo que viste, criticándolo o admirándolo, hasta que llegas a casa.

Te metes a bañar, te sientes bien, esa sustancia que no recuerdo el nombre ya fue enviada por tu cerebro al resto del sistema nervioso y te sientes muy bien. Te rasuras, tardas bastante más en el baño que lo normal. Te peinas, te haces una cola, tu cuarto que anteriormente arreglaste ya está fresco y enciendes de nuevo la laptop.
Que si van tus amigos a verte, que si le hablas a alguien para echar un rato de amena plática, que si decides chatear hasta las cinco de la mañana, que si decides consentirte un poco… pura añadidura a lo cotidiano.

Siempre hablo sobre ciertas “problemáticas” o de cosas que pues, son bastante complejas y trato de desarrollarlas lo mejor posible.

Pero todas esas problemáticas se desenvuelven en eso que llamamos “lo cotidiano”, ese marco perfecto para amar u odiar, para reír o llorar, para disfrutar o lamentar. Es algo que merece ser escrito y descrito. Es algo tan complejo que llevamos ya, si mi memoria no falla, 500 años tratando de describirlo con ayuda de las ciencias sociales. Tan complejo, tan matizado, tan diverso, tan hermoso.


¿Quieren escuchar lo hermoso de lo cotidiano? Fito Páez nos deja una historia que se desarrolla en lo cotidiano.


El GusSs

1 comentario:

LuMiS! dijo...

Queria postear ayer...

Sin embargo el hecho de ir de salida al momento de leer, no me dio la oportunidad, así que lo hago ahora...

La vida cotidiana es algo que debe ser disfrutable, adaptable y pasible, eso nos hace sentirnos bien en nuestro centro, estar en orden con nuestros astros y sobre todo con nuestro yo interno...

Es normal analizar esta vida todos los dias, pensar críticamente cada momento y verle los defectos para los que hemos sido entrenados segundo a segundo, desde el momento en que comenzamos la etapa de la vida a la que llamamos universidad...

Sin embargo diré algo al respecto, si tienes momento apasibles... disfrutalos, abrazalos, internisalos con toda la calma posible por que no siempre tendrás la oportunidad de solo dejar las cosas fluir o.o!!!

te mando un abrazo bro... y dios sabe que te aprecio un chingo!... estate tranquilo y deja que todas las cosas que perturban el equilibrio de tu self se discipen en la cotidianeidad de un mundo que es ... sencillamente insuperable!

Lumis Out!